Qué

Infancias vulnerables

+ 9 millones

Personas víctimas del conflicto armado

incluyendo 8.5 millones de personas desplazadas forzosamente.

+ 1 millón

Niños y niñas entre los 0 y 5 años de edad

han estado expuestos a conflictos y desplazamiento y migración forzada a una edad temprana.

2.5 millones

Personas obligadas a migrar desde Venezuela. 

Motivación

¿Qué significa crecer y vivir en entornos de conflicto y desplazamiento y migración forzada?

Primera infancia: una de las etapas más importantes de la vida

En los primeros cinco años de vida se forman los cimientos de la salud física y mental. En esta etapa, el cerebro —con más de un millón de conexiones neuronales por segundo—, tiene el nivel más alto de adaptabilidad de toda la vida.

Este período también es fundamental para el desarrollo de otros sistemas biológicos como el cardiovascular, el respiratorio o el digestivo. Lo que sucede durante esta etapa tiene un impacto en el desarrollo de dichos sistemas, en la adquisición de habilidades y en el desarrollo socioemocional.

Niñas y niños pequeños que viven en entornos con relaciones afectivas y vínculos de apego seguro, tienen más posibilidades de desarrollar sistemas biológicos saludables. Esto, a su vez, genera un escudo protector que les permite desarrollar su potencial pleno, incluso en contextos de adversidad.  

¿Qué necesitan los niños y niñas para florecer? 

Para sembrar cimientos sólidos y sistemas biológicos saludables, niñas y niños necesitan entornos seguros y relaciones afectivas seguras y cariñosas con un adulto.

Las interacciones predecibles, frecuentes, seguras y estimulantes entre niñas y niños y sus madres, padres o cuidadoras son el factor más importante para el desarrollo biológico y cerebral durante la primera infancia.

Las adversidades en la primera infancia pueden alterar las trayectorias de vida 

La primera infancia también es la etapa más vulnerable a los eventos adversos y al estrés que se deriva de ellos. Cuando estos eventos adversos son sistemáticos, persistentes y traumáticos, como ocurre en el conflicto armado, el desplazamiento y la migración forzada, los niños y niñas experimentan niveles elevados de estrés. 

Si los adultos no logran proporcionar relaciones afectivas y seguras, ese estrés se acumula y genera la sobre-activación de diferentes sistemas biológicos, incluyendo del sistema de respuesta al estrés; esto es lo que conocemos como el estrés tóxico. 

El estrés tóxico afecta la arquitectura cerebral y el desarrollo de otros sistemas biológicos. Como consecuencia, pone en riesgo el desarrollo infantil temprano y tiene efectos que pueden perdurar a lo largo de la vida, afectando el desempeño escolar y las trayectorias socioeconómicas, aumentando el riesgo de padecer problemas de salud físico y mental durante la adultez.   

Las adversidades también impactan la salud mental de madres, padres y otros cuidadores

La salud mental de los adultos también se ve afectada por los eventos adversos y traumáticos, como el conflicto y el desplazamiento forzado. Esto es una reacción normal frente a los eventos anormales y traumáticos.  

Los problemas de salud mental que enfrentan los adultos limitan la capacidad natural para conectarse emocionalmente con los niños y niñas en primera infancia y para proporcionarles relaciones afectivas, seguras y predecibles.  

Se genera un círculo vicioso de problemas de salud mental en los adultos y de estrés tóxico para los niños y niñas en la primera infancia. 

En los primeros cinco años de vida se forman los cimientos de la salud física y mental. En esta etapa, el cerebro —con más de un millón de conexiones neuronales por segundo—, tiene el nivel más alto de adaptabilidad de toda la vida.

Este período también es fundamental para el desarrollo de otros sistemas biológicos como el cardiovascular, el respiratorio o el digestivo. Lo que sucede durante esta etapa tiene un impacto en el desarrollo de dichos sistemas, en la adquisición de habilidades y en el desarrollo socioemocional.

Niñas y niños pequeños que viven en entornos con relaciones afectivas y vínculos de apego seguro, tienen más posibilidades de desarrollar sistemas biológicos saludables. Esto, a su vez, genera un escudo protector que les permite desarrollar su potencial pleno, incluso en contextos de adversidad.  

Para sembrar cimientos sólidos y sistemas biológicos saludables, niñas y niños necesitan entornos seguros y relaciones afectivas seguras y cariñosas con un adulto.

Las interacciones predecibles, frecuentes, seguras y estimulantes entre niñas y niños y sus madres, padres o cuidadoras son el factor más importante para el desarrollo biológico y cerebral durante la primera infancia.

La primera infancia también es la etapa más vulnerable a los eventos adversos y al estrés que se deriva de ellos. Cuando estos eventos adversos son sistemáticos, persistentes y traumáticos, como ocurre en el conflicto armado, el desplazamiento y la migración forzada, los niños y niñas experimentan niveles elevados de estrés. 

Si los adultos no logran proporcionar relaciones afectivas y seguras, ese estrés se acumula y genera la sobre-activación de diferentes sistemas biológicos, incluyendo del sistema de respuesta al estrés; esto es lo que conocemos como el estrés tóxico. 

El estrés tóxico afecta la arquitectura cerebral y el desarrollo de otros sistemas biológicos. Como consecuencia, pone en riesgo el desarrollo infantil temprano y tiene efectos que pueden perdurar a lo largo de la vida, afectando el desempeño escolar y las trayectorias socioeconómicas, aumentando el riesgo de padecer problemas de salud físico y mental durante la adultez.   

La salud mental de los adultos también se ve afectada por los eventos adversos y traumáticos, como el conflicto y el desplazamiento forzado. Esto es una reacción normal frente a los eventos anormales y traumáticos.  

Los problemas de salud mental que enfrentan los adultos limitan la capacidad natural para conectarse emocionalmente con los niños y niñas en primera infancia y para proporcionarles relaciones afectivas, seguras y predecibles.  

Se genera un círculo vicioso de problemas de salud mental en los adultos y de estrés tóxico para los niños y niñas en la primera infancia. 

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Raíces del estrés tóxico

“Aprendí a pedirle perdón a mis hijos; yo nunca me fijé en que ellos sentían las cargas que yo tenía. Aprendí a pedirles perdón porque ellos no tienen la culpa de nada. Aprendí a pensar y cuidar mis pasos antes de darlos. Son ellos mi espejo y si quiero unos mejores hijos, tengo que empezar a cambiar”.

Participante de Bogotá

“Semillas de Apego ha sido de mucho beneficio en mi vida. Me ha ayudado a tener conocimiento sobre mi hijo. Me ha enseñado a tener calma y paciencia. También me ha mostrado que el pasado es pasado y no podemos repetir los patrones”.

Participante de Soledad

“Semillas no es un programa donde tú vas y le dices a los padres cómo criar a sus hijos. Es un programa donde invitas a que los padres reflexionen sobre las experiencias que han tenido, en el contexto donde viven para que puedan decidir por sí mismos cómo quieren criar a sus hijos. ¡Es lo que me gusta de Semillas!”.

Facilitadora de Tumaco